Vehículo grande, huella pequeña: por qué el Polestar 3 está cambiando nuestra manera de ver el SUV
El SUV está por todas partes, todos los sabemos. Es uno de los modelos que más se venden en el mundo, debido a la versatilidad y practicidad de este vehículo utilitario deportivo. Ya sea para llevar a los niños a jugar al fútbol, o para escalar los rocosos pasos de montaña del Asia Central, en cada lugar, en cada destino o en cada actividad necesitaremos un vehículo amplio, práctico y seguro. Pero su popularidad tiene un precio, porque resulta que el coche favorito del mundo es también uno de los que más CO2e emiten.
Esto es lo que nos ha llevado a fabricar el Polestar 3 eléctrico, un coche lúdico, lujoso y eficiente. Hoy, como hemos hecho con todos los modelos anteriores, publicamos su huella de carbono.
Devoradores de energía
«Beben demasiado», se lamentaba el CEO de Polestar, Thomas Ingenlath, acerca del insaciable apetito de combustible de los SUV. Es la verdad, no podemos ignorarla. Son vehículos más grandes y pesados; un SUV normal consume un 20 por ciento más de CO2e por kilómetro que los vehículos de gasolina. Es una cifra más importante de lo que creemos, pues hay más de 300 millones de SUV circulando por nuestras carreteras, y las emisiones de carbono de todos esos vehículos juntos superan las de la mayoría de los países. De hecho, solo cinco países producen más dióxido de carbono que los mil millones de toneladas que genera la flota mundial de SUV. No es extraño, pues, que el SUV esté considerado como un vehículo que viene con un bagaje considerable.
¿Pero es inevitable?
Análisis del ciclo de vida del Polestar 3
Desde su lanzamiento el año pasado, el Polestar 3 ha significado una imaginativa visión del lujo en los desplazamientos para los usuarios que demandan un poco más de espacio en sus vehículos. Haciendo uso de una creativa aerodinámica y una arquitectura de diseño única, el SUV no solo hace gala de una estética lúdica y deportiva, sino que proporciona todo el confort y el espacio que puede esperarse de un vehículo más grande, y, lo más importante, con un menor impacto ambiental.
Los números hablan por sí solos. Tomando en consideración todo el proceso de producción hasta su entrega, la huella de carbono del Polestar 3 es de 24,7 t de CO2e, lo que significa una reducción con respecto al Polestar 2 en el momento de su lanzamiento en 2020. Ahora, utilizando electricidad 100 por cien renovable en el 81 por ciento de la producción total de aluminio del vehículo, en la fabricación de los módulos de celdas de baterías de iones de litio, así como en la producción de material anódico y catódico, el Polestar 3 se ha beneficiado del aprendizaje y los conocimientos de cuatro años de producción del Polestar 2, y lo hemos mejorado.
Pero aún queda por hacer. Somos uno de los pocos fabricantes de automóviles comprometidos con la publicación de informes de evaluación de ciclo de vida (LCA) de todos nuestros productos, lo que permite a nuestros clientes, proveedores, socios, competidores y al resto de nuestros colegas de la industria automotriz, tomar decisiones basadas en datos reales.
«Los SUV son una de las principales fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero; por eso es importante ofrecer alternativas eléctricas a los clientes. Aún queda mucho trabajo por hacer para llegar donde queremos estar, pero estamos satisfechos de los esfuerzos realizados para reducir la huella de carbono del Polestar 3, orientándonos hacia la energía renovable para la producción de aluminio y baterías. El Polestar 3 supone además otro hito; y es que es la primera vez que nuestro informe LCA es revisado externamente, cosa que en nuestra opinión refuerza la validez tanto de los resultados como de la metodología utilizada», afirma Fredrika Klarén, Jefa de Sostenibilidad de Polestar.
Este es, pues, el Polestar 3
Pide el tuyo hoy mismo.