Más allá de la carretera: Gordon Murphy
Te damos la bienvenida de nuevo a "Más allá de la carretera", una serie de contenidos en la que destacamos las historias de propietarios de Polestar de todo el mundo. En este quinto episodio, conocemos a Gordon Murphy en la Polestar Arctic Experience, en el norte de Suecia.
Hay fans de la marca Polestar... y luego está Gordon Murphy. Su experiencia con Polestar comenzó de una forma bastante inesperada que refleja la espontaneidad y la pasión con que afronta la vida.
Gordon nació en Fort Wayne, Indiana, aunque reside actualmente en Chicago, un lugar que le encanta. "Es una ciudad de primera. Tiene sinfónicas, filarmónicas, obras de teatro, musicales y eventos deportivos de todo tipo", afirma.
Gordon está tan orgulloso de su coche como de su ciudad adoptiva, pero siendo realistas, el coche es mucho más atractivo a ojos de la gente. "Cuando me compré el Polestar, vivía en Texas. Es posible que me pararan 100 veces para preguntarme qué coche era y saber más sobre él. Me sentía como un famoso. Fue muy raro", cuenta Gordon con una sonrisa.
A pesar de la vergüenza que pasó al principio, cuando no paraban de preguntarle por el coche, su decisión de elegir un Polestar fue muy meditada. Su preferencia por las berlinas y su admiración por las marcas nórdicas le llevaron al Polestar 2, un modelo que destacaba en un mercado saturado de SUV. Gordon se sintió atraído por el diseño deportivo pero discreto del Polestar 2 y encontró en él una mezcla perfecta de estilo y funcionalidad.
"No es ostentoso, pero tiene estilo. Es lo que buscaba", reflexiona Gordon.
El estilo es una de las razones principales por las que Gordon siente pasión por la marca Polestar. Tras unos minutos de conversación, percibimos su gusto por la estética escandinava, una tendencia que va más allá de los coches. Describe con humor su estilo personal como una fusión de influencias modernas de mediados de siglo y escandinavas, un estilo que se traslada a su espacio vital y, evidentemente, a su preferencia a la hora de elegir un vehículo. "Tengo la estética de un padre divorciado de mediados de los 40", comenta entre risas.
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Pero su experiencia con Polestar dio un giro inesperado en Jokkmokk. Fue una decisión espontánea que Gordon tomó a raíz de querer hacer algo único y diferente. El espíritu aventurero es algo que tiene en común con la marca.
Gordon espera impaciente el lanzamiento del Polestar 3, tanto que llega a sorprendernos. Es fan hasta la médula.
Nos habla sobre su decisión de participar en la aventura ártica: "Lo decidí de improviso. Me pareció una buena idea, pensé que sería divertido. Cruzar el océano en avión en un fin de semana suena a planazo".
No podríamos estar más de acuerdo.
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