Experiencia de conducción

La experiencia de conducción, lo que sientes al volante, se rige por una serie de criterios, como el manejo, el confort o la aceleración.

Muchos coches despuntan en uno de estos aspectos; a veces, a expensas de otros. De hecho, rara vez un vehículo destaca por igual en confort y precisión en la dirección.

Sin entrar a analizar qué aspecto define a un coche en particular, todos comparten un denominador común: son formas en las que el coche responde. La experiencia de conducción la definen las reacciones de la persona al volante; la calidad de la superficie por la que circula; las condiciones meteorológicas; y la rapidez, suavidad e intuición con que el vehículo responde a los distintos estímulos.

La experiencia al volante del Polestar 3 la definen dos elementos principales: una gran sensibilidad en el manejo (sobre todo, para ser un SUV) y un confort sin igual. Ninguno de ellos resta al otro.

En cuanto al primer elemento, la vectorización del par es la responsable de un manejo tan optimizado. Se trata de una tecnología muy común en coches deportivos, como el Polestar 1, que permite enviar una potencia diferente a cada rueda. Por ejemplo, envía menos potencia a la rueda interior y más a la exterior en las curvas para mejorar el control. También controla cada rueda trasera de forma individual para mejorar la tracción en cualquier condición, desde una aceleración equilibrada en línea recta hasta una curva controlada en carreteras heladas. Las opciones son infinitas.

Además, las ruedas traseras más anchas, la suspensión multibrazo y de doble horquilla, la distribución de la carga en un 50/50, los frenos Brembo de alto rendimiento y la precisión de la dirección se han perfeccionado para trabajar juntos y definir la experiencia de conducción que diferencia a Polestar del resto de marcas.

Si nos centramos en la dirección, el sistema de amortiguación semiactiva con suspensión neumática de doble cámara es la clave de una conducción más cómoda y con mayor control, independientemente de las condiciones. Los muelles neumáticos permiten la autonivelación, diferentes alturas al suelo que se ajustan automáticamente en función de la velocidad, una respuesta más inmediata en superficies irregulares y un nivel de confort más reactivo y completo.

Se controla de forma electrónica y supervisa el propio coche, la carretera y a la persona al volante 500 veces por segundo mediante acelerómetros y sensores de nivelación situados en cuatro ubicaciones, lo que permite obtener la mejor respuesta posible.

En eso consiste la experiencia de conducción.